jueves, 25 de junio de 2009

Carta Sobre el Sagrado Corazón de Jesús

Sólo en Su Corazón el nuestro puede ser nuevo.
Me habéis oído contar alguna vez la historia de este personaje griego Esculapio que tenía una herida que no cicatrizaba nunca. Él buscaba mil formas de cerrarla, era para Él un tormento, mientras que tenía el privilegio de que todo aquél que era capaz de tocarla sanaba de las suyas propias. "Sus heridas nos han curado": Esta fiesta es también la fiesta de una herida abierta por amor, que nos recuerda que fue abierta por Amor pero que también permanece abierta porque de ella manan ríos de Vida y porque a través de ella se ve el Corazón de Dios, el Amor de Dios, y porque sólo a través de esta herida, la de la ofrenda última y total, se puede entrar en este Amor y permanecer en Él para siempre. 
Su costado es así ventana desde la que se divisa y puerta por la que se entra, camino de salvación y lugar de reposo para el cansado.
Sólo en este misterio nuestras heridas pueden ser curadas. Sólo en este misterio de amor nuestra herida aún abierta es cerrada y sanada. 
Esto nos enseña que para amar es preciso dejarse herir por el amor y que no salvará al mundo otra cosa que el dar la vida, hasta derramar la sangre si es preciso. Sin esta intención en la ofrenda, sin este límite-sin límites no hay salvación posible.
Entremos en este misterio de Amor, con humildad y sencillez. "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón". Y agradezcamos tanto amor. 
Un fuerte abrazo a todas

Prado

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